Opinión: 40 años de Democracia
Por Omar Marsili, escritor sampedrino, autor de "El maratonista", "La deuda, el príncipe y los panurgos" y "Del paraíso a tus zapatos".
Omar Marsili, contador, maratonista, escribiente, un iluso de esos que piensan que otro
mundo es posible, y ahora, festejando los 40 años de nuestra democracia, es buen momento
para afirmar que somos un país ejemplar.
De nuestra patria, surgieron símbolos y personajes universales en los distintos campos. 5
premios nóbeles surgidos de la educación pública, las madres y abuelas de la plaza veneradas
por la humanidad, el movimiento “ni una menos”, el dulce de leche y los mejores jugadores de
fútbol, el juicio a la junta, un hecho que cambio la historia y nos diferencia del resto del
mundo.
Tenemos todo para ser un gran país, y no lo somos por un grupo minúsculo de traidores. La
democracia, nació en el 83 con una deuda impagable, y a los 40 años, nos encontramos
nuevamente con una deuda absurda, sin justificación, repitiendo la historia, otro compromiso
impagable, ambos con perjuicio directo a la población en su conjunto.
Es bueno aclarar, todos los economistas deberían hacerlo, que las deudas del estado la pagan en partes iguales, el multimillonario y el indigente, el millonario con monedas, y el indigente, con las monedas que no tiene ni tendrá, porque la meritocracia, eso de heredar el todo o la nada, en términos prácticos, es el mérito de placenta.
Irónico, más que irónico, burlón, la deuda de ambos momentos, 1983 y 2023, Deudas
ilegítimas por su nacimiento e implementación. Creada por gobiernos militares con más de
treinta mil desaparecidos e implementada por una dirigencia económica que se mantuvo en
los distintos gobiernos, y la nueva, generada por “iliberales” (liberales con los bienes del
estado y subordinados al Dios mercado).
No es casual. Cavallo y Martínez de Hoz en la dictadura, y sus discípulos, en el mandato de
Macri. Una dictadura y una “democratura”, esa Cuasi democracia o cuasi dictadura,
complicidades y beneficios entre deudores y acreedores siguiendo la propuesta de
Maquiavelo, el Dios capital universal asociado a entregadores del país invadido.
Si la democracia o dictadura contrae deuda sin objeto fundado, es ilegítima por carecer
“crédito”, buena fe los tomadores y ningún objeto que lo justifique. Cabe aclarar, que los
gobernantes de turno, aparecían con plata sucia en paraísos fiscales y las divisas recibidas se
destinaron a la mal llamada fuga – que corresponde llamarlo délito económico–, esos fondos
enviados no justifica ninguna deuda.
Después de cuarenta años de democracia, siendo que tenemos oro, petróleo, litio, la pampa
húmeda, que nos convierte en granero del mundo; tenemos la mitad de la población en la
pobreza y nos abruman las deudas, más gastos en intereses y cuotas de préstamos ficticios.
Una curiosidad que parece ocultamiento.
Sabías que el primer default de Argentina fue en 1828?, por gestión y corrupción de Rivadavia?, el progenitor de la deuda argentina. "Tenemos todo pero los argentinos no tenemos nada", dice Bulrrich, cómplice del endeudamiento que esclavizo a nuestra democracia a los intereses del capitalismo financiero, este capitalismo que necesita guerras para seguir viviendo, necesita muertes para achicar gastos y seguir generando negocios.
Cuarenta años y escuchar el negacionismo de un pasado trágico, es doloroso, porque refleja el
desprecio por el otro y muchas veces el otro soy yo, vos, nuestros amigos. La democracia de
nuestro país y la del mundo, está siendo fagocitada por la minoría que promete el derrame y
los miles de millones que derraman pobreza.
Es mi deseo una patria grande, que siga latente la democracia, que se privilegien los conceptos
de igualdad y fraternidad y sobretodo entendamos que la humanidad nos necesita a todos y
todos debemos pelear por el bienestar de la humanidad.