Los Bernardires
Por Omar Marsili, escritor sampedrino, autor de "El maratonista", "La deuda, el príncipe y los panurgos" y "Del paraíso a tus zapatos".
Capítulo 11 de un libro inédito...
y quizás nunca hará falta publicarlo
11 – Imitadores
– Los Bernardires imitan modelos viejos para fracasos nuevos y, como
si fuese un buen chiste, los gilunes copian y te la cuentan, te la
pintan distinto. Pero es siempre la misma receta.
– Escuchala bien René, cambian las personas y los tiempos.
– Vienen dólares, los pasan a pesos, los depositan a tasas altas, muy
altas, que dan pérdidas importantes al estado mientras aumentan las
reservas en dólares que no dan ganancias, y al final, los amigos que la trajeron llevan dólares baratos un rato antes de la devaluación.
La información la tienen los Bernardires. La deuda es para el pueblo, las ganancias para el Príncipe y los Bernardires. Tan simple como reiterativo, tan carente de creatividad como efectivo. Lo hicieron muchas veces. Muchas veces Los Bernardires regalaron el patrimonio del estado, tierras Rivadavia y Roca, Rivadavia ocho millones y media de
hectáreas entre quinientas familias y Roca un par de millones entre
cien familias, empresas monopólicas del estado para transformarlos en
monopolios privados, nacionalizar empresas obsoletas para renovarlas
con fondos del estado y volverlas a privatizar, no hay estado bobo,
hay bobos que hacen bobo al estado.
– ¿Qué película me querés vender?
– La película que vivimos repetidas veces. Las divisas de la nueva
deuda se destinan a la nueva fuga… como el oro de las reservas que
llevaron a Londres.
– Hermosa Londres, maravillosa.
– La turbia Londres, oscura, nunca pulcra. Debería ser más famosa por
la oscuridad que por la bruma.
– Ni una buena, un pesimista total el René.
– Pesimista, no. Realista, sí. Mirá, Maquiavelo escribió las simpatías
“mejor con las cosas presentes que con las pasadas, y cuando en las
presentes imaginan provecho, las disfrutan sin preguntar nada”.
– Te falta confianza, sos un tipo sin fe.
– Los Bernardires borran la historia, endeudan sin porqué, sin para
qué, los acreedores no preguntan y el pueblo no se entera, nadie le
cuenta y si pregunta nadie le responde el para qué. Los ganadores
porque ganan con esa situación, los perdedores porque necesitan creer,
esperan, los pueblos siempre esperan, enjuagan la expectativa; y para
vos… para vos soy un pesimista.
– Respirá, respirá otro aire. Un aire optimista, René.
– Los viejos vimos a Cavallo, Menem, Macri, Rodrigo, Alsogaray,
Martínez de Hoz. Los Bernardires repiten la historia. Pasa el tiempo y
vuelve otro con la misma receta y tres o cuatro palabritas nuevas.
– Dejá tranquilo al mercado que a la larga la mano invisible arregla
el mundo – asegura Panurguen.
– Los Bernardires hicieron, hacen y harán siempre lo mismo, pero te
hacen creer que están haciendo algo nuevo.