Publicado el 02/05/2020 11:04 Hs.

Bajante histórica del Paraná: Pérdidas millonarias y proyecciones poco alentadoras

El Río Paraná experimenta una bajante extraordinaria que ocasiona complicaciones que van desde pérdidas económicas millonarias, hasta cuestiones sanitarias vinculadas a la provisión de agua potable a las ciudades ubicadas a la vera del Río Paraná. Además, ambientalistas denuncian las consecuencias adversas sobre la fauna íctica y la depredación de los peces.

Foto ilustrativa

Por Nadia Quiroga

“Esta bajante es extraordinaria: supera las conocidas en todo el mes de abril en toda la historia”, explica el Ingeniero Juan Borus, Subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), ante la consulta de Informe Político.

La bajante histórica del Paraná obedece al déficit de lluvias hacia el norte de Argentina y en Brasil. “Lo que vemos es la persistencia de lluvias escasas en algunos lugares durante más de un año”, confirma Borus. Y las proyecciones no son alentadoras: “La perspectiva que tenemos para adelante lamentablemente no es la mejor. Es mala, parece que no habrá cambios sensibles en la cuenca. En este trimestre las cosas van a seguir igual, en general es un período donde no hay grandes lluvias. El otoño y casi que me animo a decir todo el invierno vamos a estar con niveles sumamente bajo”, indica.
 
Días atrás, Argentina logró que Brasil libere agua de sus represas en el Río Iguazú, a través de las gestiones de la Cancillería. Si bien la situación permitió un pequeño repunte en la zona, los problemas que trae aparejada esta bajante van desde pérdidas económicas millonarias hasta consecuencias drásticas para la fauna íctica, incluyendo lo que Borus define como “el primer cachetazo”: la generación de agua para las ciudades.

“No hay una ciudad que esté liberada de ese problema de provisión de agua. Las ciudades ribereñas por algo están a la vera del río y las tomas de agua necesitan nivel”, manifiesta Borus. Por ejemplo, Aguas Santafesinas (Assa) instaló dos bombas auxiliares en su planta de potabilizadora ubicada en la zona norte de Rosario para garantizar la provisión del servicio en la región, y las estrategias se diversifican a lo largo de la cuenca del río.
 
Pero a esto se suman las pérdidas millonarias en los puertos de la región: “Todo el arco portuario de Santa Fe San Pedro está sufriendo en épocas en que la operación portuaria aumenta generalmente”, explica Borus. Según una proyección realizada por el equipo económico de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), esta problemática, que resiente la navegación y carga máxima de los buques y barcazas en las terminales portuarias, provocaría una pérdida de 244 millones de dólares en el primer cuatrimestre de este año al complejo exportador agroindustrial, y por ende va a repercutir en la economía nacional.

El sector agroindustrial instalado en la zona del Gran Rosario, concentra el 80% de la capacidad teórica diaria de procesamiento de soja y girasol que tiene Argentina. Además, desde estas terminales portuarias se despacharon el año pasado el 67% de los granos, el 96% de las harinas y el 93% de los aceites vegetales que exportó el país en el período.
 
En San Pedro, por ejemplo, el Consorcio de Gestión del puerto local solicitó a Vías Navegables un dragado de emergencia: “La operatoria de los buques de ultramar está garantizada pero hicimos un relevamiento de la sedimentación en el canal de acceso y la zona de maniobras por lo que iniciamos los trámites para un dragado de mantenimiento”, confirmó Eliseo Almada, el presidente del ente, ante la consulta de Informe Político.

Como si esto fuera poco, las consecuencias sobre la fauna íctica pueden ser irreversibles, y por ello ya han comenzado a establecerse prohibiciones pero también reclamos de ambientalistas para que se tomen medidas restrictivas y protectoras de los peces, en contra de la pesca indiscriminada.

Miembros de la agrupación ambientalista El Paraná No Se Toca manifestaron su preocupación ante la pesca indiscriminada por parte de frigoríficos. El Gobierno de Santa Fe, ante la denuncia, anunció el incremento de los controles y la fiscalización para que las leyes de pesca vigentes se cumplan.

“Está claro que la bajante calladita, lenta, gradual, termina teniendo efectos nocivos para toda la región”, cierra Borus, desde el INA.
 
La bajante también ha dejado otras postales en un 2020 donde lo conocido parece ser puesto en jaque de manera permanente: las Cataratas del Iguazú prácticamente sin agua; el tunel subfluvial que une las capitales de Santa Fe y Entre Ríos con su inmensidad al descubierto; y recientemente el hallazgo, frente a un complejo de cabañas de la localidad correntina de Ita Ibaté y a 30 centímetros de profundidad, de los restos de un buque que habría naufragado a principios del 1900, son algunas de las curiosidades detectadas.