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A 6 años del Ni Una Menos, el grito colectivo que sigue marcando agenda

Por Nadia Quiroga, periodista feminista.

Foto ilustrativa

El 3 de junio de 2015 marcó un antes y un después en la historia política y social de la Argentina y la región, donde la marea feminista local fue llegando traccionada por las mujeres a lo largo y ancho de América Latina. A 6 años de ese grito colectivo que sorprendió y superó las expectativas de la propia organización, el movimiento feminista argentino está más activo y, por supuesto, más organizado que nunca.

Por segundo año consecutivo la pandemia impedirá la multitudinaria presencia en las calles, pero las distintas agrupaciones del país convocan a visibilizar los reclamos en cada ciudad, en cada territorio. La organización, que sabe ser vertical, horizontal y transversal, que no es medible ni cuantificable por su propia heterogeneidad y pluralidad, tiene la fuerza de una marea que arrasa.

La legalización del aborto a fines del 2020 fue un enorme triunfo colectivo, consecuencia de años de lucha. El ejemplo de que las leyes se ganan y se defienden en las calles. También lo fueron las creaciones de los ministerios de Nación y Provincia, que se tradujeron a su vez en áreas municipales, incluso en las ciudades donde las políticas de género no ocupaban ni un lugar en el margen de la agenda de políticas públicas.

La sanción de la Ley Micaela que apunta a la capacitación en género a quienes integran los poderes del Estado, surgida tras el femicidio de Micaela García, también es un logro de la militancia. Claro está, un logro que requiere de su implementación y cumplimiento en todo el territorio nacional, tarea a la que los feminismos no le sacas el cuerpo.

El Consejo Federal para el Abordaje de Femicidios, Travesticidios y Transfemicidios, creado tras el femicidio de Úrsula Bahíllo en Rojas, por parte de su expareja, un policía con numerosas denuncias, también fue el resultado del reclamo sostenido y generalizado de los feminismos en todo el país.

Es cierto, dirán con razón, que no hay logros reales sin las políticas quedan en el discurso. Pero si algo ha demostrado el movimiento feminista es su constancia en la insistencia hasta conseguir el logro. Tener los marcos legales y las herramientas permiten redefinir y reorientar los reclamos, brinda instancias válidas para los mismos.

Este es el primer Ni Una Menos con el aborto legal en el país, una herencia generacional incuantificable. Además de las numeradas, las normativas, programas e iniciativas paridas por los feminismos en estos últimos seis años son inconmensurables.

Pero las cifras de femicidios no bajan.

Las últimas cifras oficiales sobre femicidios, difundidas el fin de semana por la Oficina de la Mujer de la Corte, revelan que el año pasado hubo 251 víctimas, es decir, hubo al menos 251 hombres que mataron mujeres y trans travestis. La existencia de un Registro Nacional de Femicidios fue, también hay que decirlo, uno de los reclamos en 2015 y uno de los primeros en ser contemplados por el Estado Nacional.

Conocer las estadísticas como necesidad ineludible para el desarrollo de políticas públicas. Ahora se conocen. Pero no alcanza.

Según la ONG Casa del Encuentro, entre el 3 de junio de 2015 y el 3 de junio de 2021 se produjeron 1733 femicidios, vinculados de mujeres y niñas y transfemicidios; 163 femicidios vinculados de varones adultos y niños/as; 2015 hijas e hijos quedaron sin madre: de ellos/as 1.305 (64%) son menores de edad.

Los feminismos levantan los carteles que señalan con acierto que «el Estado es responsable» de cada muerte, de cada mujer que no es escuchada, de cada denuncia que no es atendida, de cada niño o niña abandonadx a su suerte. También lo es en la formación dentro de sus fuerzas represivas de violentos que portan armas «para defender al pueblo» y que ejecutan las armas femicidas en 1 de cada 5 casos. El 20 por ciento de los femicidios.

A 6 años del Ni Una Menos también nos siguen desapareciendo pibxs todos los días. La denuncia por la desaparición de Tehuel de la Torre, un joven trans que salió a buscar trabajo y nunca volvió, se ha convertido en denuncia emblema de esta jornada 2021. Nombrar la opresión que las mujeres y diversidades sufren en el sistema patriarcal, hasta tirarlo a patadas.

En los contextos de crisis económica, la precarización laboral a la que somos sometidas las mujeres y diversidades por parte del mundo capitalista también se vuelve insoportable. Los feminismos aparecen también marcando agenda para hacer notar que no vamos a pagar la deuda ni las crisis (otra vez) con nuestros cuerpos.

Hemos transitado seis años desde el inicio de un movimiento histórico que se incluye dentro de otro movimiento histórico y mundial, que ha peleado y garantizado derechos para las mujeres, generación tras generación.

Este 3 de junio, sostenemos el reclamo por la

  • Emergencia Nacional por cuestiones de Género; políticas públicas que lleguen a cada mujer en cada territorio
  • Cumplimiento efectivo del Plan Nacional de Acción contra las Violencias por motivos de Género (2020-2022) y la adecuada ejecución del presupuesto asignado para poder llevar a cabo los objetivos del mismo
  • Protección integral y efectiva desde una perspectiva de género para la mujer y persona trans en situación de violencia (acompañamiento legal, psicológico, y social, con apoyo para la inserción laboral, entre otras herramientas)
  • Ley nacional para que personas denunciadas por violencia de género no puedan ejercer cargos públicos o la suspensión de los mismos hasta el cese de la causa
  • Creación de Fueros Especializados en Violencia de Género en el ámbito de la Justicia, con la consiguiente creación de juzgados específicos en todas las jurisdicciones del país y sistema de turnos las 24hs
  • Efectivo cumplimiento del decreto 721/20-2020 de cupo laboral travesti trans en el sector público nacional, entre otros puntos.

Pero sobre todo exigimos, por nosotras y por las que ya no están, que dejen de matarnos.

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